La Miopía de Los
Mercados
Cuando el desarrollo se pone en manos de
los mercados (las empresas), éstos trabajan eficazmente para generar beneficios
económicos en el corto plazo y se concentran en los grupos de personas que les
van a reportar utilidades al menor costo posible. El modelo se basa en la
relación costo/beneficio financiero. La menor inversión con la mayor utilidad
posibles.
Donde se aplica el modelo neoliberal, en
el corto plazo se experimenta un crecimiento acelerado en el número de
consumidores, concentrado en las áreas geográficas y en los grupos de personas
donde se puede obtener el mayor beneficio financiero al menor costo posible
(ciudades con clases medias y altas). En el mediano plazo se observa un bajo
crecimiento de consumidores con un aumento en los niveles de consumo derivado
del mayor gasto realizado por los mismos consumidores que están incluidos en el
modelo. En el largo plazo el modelo prácticamente ya no incorpora nuevos
consumidores, pero derivado de la concentración del dinero en poca gente, los
niveles de consumo de estas personas continúan aumentando. Los productos y
servicios se adaptan a esta dinámica y se van convirtiendo en mercancías de
corta duración y desecho rápido para
incentivar el incremento en los niveles de gasto de la poca gente que está
incluida en la dinámica del consumo. El modelo te recluta a bajo costo, te
adoctrina y te explota para obtener la utilidad máxima posible.
Para lograr la permanencia del modelo, como
no es tan rentable desarrollar nuevos consumidores entre la población alejada o
la de bajos ingresos, en Neoliberalandia (el mundo ideal del neoliberalismo), debería
ser el gobierno neoliberal el encargado de hacerlo con una parte de los
impuestos, así como de fomentar entre ellos los “valores” del individualismo,
el consumismo y la eficiencia por medio de una “educación” ad hoc.
Aquí es precisamente donde el modelo falla.
En países con bajos niveles de corrupción, el gobierno va incorporando al
bienestar a su población alejada y pobre; sin embargo, no le hace el juego en
la educación al modelo; educa a sus gobernados en valores humanos, ética,
civismo, cuidado de la comunidad, cultura y tradiciones propias, y esta gente
educada así no es proclive a ser manipulada por la dinámica del consumo
desenfrenado. Por otro lado, en países con altos niveles de corrupción, los
gobiernos se coluden con las corporaciones para permitirles la evasión de los
impuestos, y la mayoría de los que sí se recaudan son robados o dispendiados;
por lo tanto, no se aplican para promover la inclusión de personas pobres y
alejadas a la dinámica del consumo. En cualquiera de los dos escenarios el
modelo tiende a autodestruirse; Neoliberalandia no deja de ser una utopía del consumo
y del individualismo.
En México, que ha sido el caso de
gobiernos neoliberales con enormes niveles de corrupción, el dinero de los
impuestos captados no les alcanzó para robárselo y al mismo tiempo para poder
incluir al bienestar a la población pobre y alejada. Hoy se encuentra, por
ejemplo, con 51% de la población en pobreza, viviendo por debajo de la línea de
bienestar (68 millones de pobres), el 75% del territorio sin conectividad
(acceso a Internet) y solo 54 millones de personas (40% de la población) con
acceso a algún producto financiero.
A partir de la caída de los gobiernos
neoliberales en México, la nueva administración intenta incorporar al bienestar
y al desarrollo a las personas en situación de pobreza y a aquellas que viven
alejadas y que tienen ingresos bajos o nulos. Las primeras acciones tomadas
para empezar a hacerlo incluyen la entrega de apoyos económicos a través de varios
programas sociales y productivos. Sin embargo, dados los altos niveles de
corrupción que padece el aparato gubernamental, ha decidido hacerlo
directamente desde la Tesorería de la Federación a cuentas bancarias de las personas beneficiadas por
medio de una tarjeta o “monedero electrónico”. Uno de los dos problemas
principales al que se enfrenta esta administración para aplicar la estrategia
mencionada es que las aproximadamente 13 mil sucursales bancarias (1) no cubren
todas las plazas en las que viven los beneficiarios y, mientras desarrolla el
banco del Estado (Bansefi) para que logre la cobertura necesaria, va a tener
que utilizar las más cercanas que tiene la banca comercial, lo que es menos
malo que correr el riesgo de que el dinero “se pierda” en el proceso de entrega
a los beneficiarios si se hiciera en efectivo y/o a través de otros
intermediarios. El otro problema mayor que enfrenta en esta estrategia es que
el 75% del territorio no cuenta con conectividad y esto impide que cualquier
sucursal bancaria que se instale en esa parte del territorio nacional pueda
operar las transferencias del gobierno sin Internet.
Inclusión Financiera y Conectividad: Dos motores poderosos en el
desarrollo de la transformación de México
De tal suerte que la nueva administración
ha decidido, en 2019, proporcionar conectividad a todo el territorio nacional
para poder establecer sucursales de Bansefi, a quien van a renombrar como El
Banco del Bienestar, en todas las cabeceras municipales alejadas en el país y,
mientras esto sucede, proporcionará inclusión financiera por medio de las
tarjetas bancarias a, aproximadamente, 25 millones de personas que no tienen
hoy acceso a algún producto financiero.
Para darnos una idea de lo que esto
representa en términos de inclusión al desarrollo basta con revisar algunas
cifras y conceptos al respecto.
Tanto la inclusión financiera como la
conectividad son consideradas por el Banco Mundial y por un buen número de
análisis socio-económicos académicos como dos de los principales factores
detonantes del desarrollo y del bienestar de los pueblos (2). La inclusión
financiera da acceso al ahorro, al financiamiento y a medios de pago eficientes
que promueven el consumo y la inversión; por su parte, la conectividad permite
a la población acceder a la información, la educación, la cultura y la
comunicación entre las personas, promueve la inversión y el consumo.
La importancia de estas medidas se aprecia en su dimensión
Durante el último período de gobierno
neoliberal, entre 2012 y 2018 fueron incluidos en el acceso a los servicios
financieros 14.6 millones de personas; un promedio de 2.4 millones cada año. En
este crecimiento la mayor aportación la hizo la apertura de cuentas "Saldazo" por
medio de la asociación entre un banco comercial y una cadena de “tiendas de
conveniencia”, que incorporó alrededor de 7 millones de usuarios; es decir,
prácticamente la mitad del crecimiento.
Sólo en el 2019 se van a incluir en los
servicios financieros a, aproximadamente, 25 millones de personas; es decir,
más de 10 veces el número de personas que se venía incluyendo anualmente en
promedio y prácticamente la misma cantidad de personas que se incluyeron
durante los últimos 12 años de gobiernos neoliberales.
Hoy existen 54 millones de mexicanos
incluidos en estos servicios, pero durante 2019 seremos 79 millones, una cifra
equivalente al total de la población entre 18 y 70 años de edad que representa
al 60% de la población total del país (más de 20 millones son menores de 5 años
o mayores de 70). Es de notarse que son precisamente 25 millones de personas de
entre 18 y 70 años las que no tienen actualmente acceso a ningún servicio
financiero y prácticamente la misma cantidad reportada como personas no
vulnerables o en situación de pobreza (30 millones) el número de personas que
tienen acceso a más de un servicio financiero.
Por otro lado, el aumento de personas con
acceso a Internet fue de 1.4 millones en 2016 y de 3.2 millones en 2017. Hoy sólo
72 millones de mexicanos tienen acceso a Internet. Si consideramos que alrededor
de 9 millones de los aproximadamente 133 millones de habitantes son menores de
5 años de edad, la conectividad en el 100% del territorio nacional va a dar la
oportunidad a que otros 52 millones de personas mayores de 5 años (42% de la
población mayor de 5 años) tengan acceso a la información, a la cultura, a la
educación y a la comunicación directa desde cualquier punto del país.
Revisando las cifras anteriores podemos
concluir que estas acciones representan enormes avances hacia la inclusión y el
desarrollo en un tiempo record, inéditos a lo largo de toda la historia
nacional, que modifican sustancialmente el perfil socio-económico de México y la
expectativa de crecimiento en el mediano plazo (3).
Es de llamar la atención que las críticas
al gobierno actual se concentren en temas menores, cuando estas acciones son
uno de los más caros sueños del sistema neoliberal, pues estarían contando con
25 millones de consumidores potenciales nuevos este año, conectividad para
establecerse donde quisieran y 54 millones de personas más con posibilidad de
tener acceso a sus campañas de publicidad. Sin embargo, está claro que estas
medidas van acompañadas de una reestructuración educativa orientada hacia
la promoción de los valores de honestidad, ética, civismo, desarrollo humano y
espiritual, respeto a la comunidad, cultura y tradiciones propias, que van a impedir
que la gente sea proclive a la manipulación hacia la dinámica del consumo
desenfrenado.
Sin embargo, no deja de ser una gran noticia
para las empresas y corporaciones, incluso fuera de la dinámica neoliberal
depredadora, porque se va a favorecer poderosamente la inversión y el consumo.
Referencias:
1.- Jorge Sánchez Tello y
Guillermo Zamarripa (2015) Análisis sobre la infraestructura bancaria en México.
Fundación de Estudios Financieros FUNDEF, A.C.
2.- (a) Clarke G., Xu L.C., Zou H. (2006).
Finance and income inequality: What do the data tell us?. Southern Economic
Journal; (b) Forbes K. (2000). A reassessment of the relationship between
inequality and growth. American Economic Review; (c) Honohan P. (2004).
Financial development, growth and poverty: How close are the links. In:
Goodhart C.(ed) Financial Development and Economic Growth: Explaining the
links. London, Palgrave; (d) Jacoby H., Skoufias E. (1997). Risk, financial
markets, and human capital. Review of Economic Studies; (e) Levine R., Loayza
N., Beck T. (2000). Financial intermediation and growth: Causality and causes.
Journal of Monetary Economics; (f) UNU-WIDER. (2005). World Income
Inequality Database, Version 2.0a.
3.- (a) Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI); (b) Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (CONEVAL)